Summary: | Basta con revisar el Sistema de Indicadores Sociodemográficos de Poblaciones y Pueblos Indígenas de la CEPAL para constatar que las desigualdades estructurales azotan de manera especialmente intensa a las comunidades indígenas.1 Desigualdades que, como señalan Fabiana del Popolo y Ana María Oyarce, si bien se manifiestan de manera diferente en los distintos países, sin embargo constituyen una realidad sistémica. Sirva como ejemplo que un 20% de niños y niñas indígenas en edad escolar no asiste a la escuela, que aquellos que lo hacen no culminan la escolarización básica en mayor medida que el resto de la población y que acceden con mucha mayor dificultad a los niveles educativos superiores, siendo todo ello especialmente grave para las niñas y las jóvenes, que se ven excluidas tanto por su condición de indígenas, como por ser mujeres.2
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