Summary: | ¿De qué se acusa hoy a la escuela? Según Simons y Masschelein son cinco los aspectos fundamentales sobre los cuales se hacen acusaciones a la escuela: su artificialidad-alienación, que se remite a la tensión entre las exigencias del mundo laboral y el ser el vehículo de las reformas y transformaciones contemporáneas, por lo que sus críticos esperan y proponen su fin; la segunda acusación es la corrupción, en donde se hace referencia a que la escuela utiliza su poder y estructura para engendrar las más grandes desigualdades, pues está al servicio del capital económico, como aparato ideológico, y se hacen fuertes aseveraciones en contra de quienes creen que la escuela puede ser autónoma y formar en la igualdad y la libertad; el tercer aspecto se refiere a la falta de motivación de niños y jóvenes, que se sustenta en la relativizada idea de que los niños y jóvenes no quieren aprender o, en su expresión más corriente, de que el aprendizaje es aburrido o que no sirve para nada, lo cual es endilgado a lo atrasado y conservador de sus maestros y de las actividades propias del escenario escolar, que no son flexibles creativas y cambiantes; la cuarta crítica está centrada en la falta de utilidad de lo que se hace en la escuela, crítica de economistas, en especial de los neoliberales, que no encuentran en las tasas de retorno la utilidad de los recursos invertidos en la misma, como si el sentido de la escuela fuese el retorno de recursos y no la formación y constitución de los sujetos involucrados en el proceso; para terminar, estos autores centran su atención en la exigencia de la reforma radical de la escuela en intentos funcionalistas, en un forcejeo entre los nostálgicos que quieren recurrir al modelo más tradicional de escuela y los que quieren desaparecer su esencia.
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