Summary: | En este libro, producto del trabajo realizado en el V Seminario de Investigación Permanente, nos enfrentamos en su edición con tres cuestiones que nos obligan a atravesar con muchas dificultades la formalidad académica y la lógica sistemática institucional, que se exige cuando se construyen problemas de investigación, y cuando se trata de poner en cuestión en un mismo espacio: por un lado los distintos puntos de vista, los diferentes problemas, estilos, preocupaciones y los objetos de estudio; por otro lado, estos elementos varían por su naturaleza, al igual que varían los tonos, acentos y marcas, y por último, los usos y las aplicaciones que se hace del saber filosófico, histórico, político y cultural para explicar y dar cuenta de estos en el campo de la educación. De igual modo, consideramos que el campo de la política en la educación es el que potencia la investigación del grupo, aunque muchos de nosotros aún no lo sabemos, por ejemplo, cuando se pone en discusión la empresarización de la educación en la universidad, el papel de la inteligencia, la enseñanza del lenguaje en la escuela, los efectos políticos de la constitución social de género y las marcas que se registran en la infancia; en fin, una multiplicidad de miradas y problemas, autores de referencia, datos y, sobre todo, distintos procesos de formación que han dejado registro en el cuerpo de cada uno de los investigadores del Grupo Filosofía, Educación y Pedagogía. Esta multiplicidad en tanto un sustantivo y no un predicado, nos facilita hablar menos de oposición y más de desplazamientos de aquellos lugares en los que es fácil instalarse, de hacerle el quite a la idea de complementariedad y de determinación de quienes saben más sobre quienes saben menos, según los códigos de la academia y del estatus de los que aprenden a mirar por encima del hombro a los otros porque, al parecer, algunos no se encuentran a la altura de las abstracciones y la acumulación de información de otros, y puesto que se constituye en el terreno propicio para clasificar, dividir, crear estados de conciencia que haga palidecer al otro, porque nunca se estará lo suficientemente cerca del pretendido modelo en sentido fuerte, y porque como todavía se tartamudea en la investigación, la posición de cada uno parece ser de alejamiento de las reglas del pensamiento abstracto, y por eso en su dialéctica casi siempre denuncia lo que el otro todavía no puede decir, así tenga las palabras en la punta de la lengua. En cambio, lo que se necesita es continuar con la construcción de esa trayectoria que se viene conformando alejándose de la idea de falso movimiento, de ideas esenciales de progreso en la investigación, pues lo que muestra dicha trayectoria formativa es la duración, la cual hace que el tiempo dure lo que dura el instante en que se hace “click” y se comprende aquello que nos era tan difícil descifrar, el momento en que se escribe el párrafo que por fin dice, más o menos, lo que se quería decir, el instante que dura la lectura de toda la vida de un pensador puesta en su obra, y que nos obliga a huir del entendimiento como una categoría de la determinación que depende de las famosas unidades de análisis. El instante en que por fin se puede conversar sin tener que entrar en relaciones jerárquicas. Esto no quiere decir que no se tome en consideración la posición, la trayectoria, la experiencia y el bagaje de quienes investigan en el grupo, cualquiera sea el lugar en que se encuentre su formación: aprendiz, maestro o creador. Por eso, aceptar la multiplicidad en tanto duración como condición para investigar, implica saber que la noción de duración tiene que ver con la de multiplicidad, y que no se trata, entonces, de cantidades de investigaciones, sino que cada investigación es una multiplicidad como lo decía Deleuze en sus clases.
|