Summary: | El concepto de negritud o de lo negro en la literatura venezolana tiene sus antecedentes en la novelística de autores como Arturo Uslar Pietri (Las lanzas coloradas, 1931), Agustín García (Urupagua, 1932), Guillermo Meneses (Canción de negros, 1934), Julio Ramos (Los conuqueros, 1936), Rómulo Gallegos (Pobre negro, 1937), Juan Pablo Sojo (Nochebuena negra, 1943), Ramón Díaz Sánchez (Cumboto, 1950), Francisco Herrera Luque (Boves, el urogallo, 1972), Miguel Elías Dao (El negro que le dio la espada a la gloria, 1973), Raúl Agudo Freites (Miguel de Buría, 1991) y Ana Teresa Torres (Doña Inés contra el olvido, 1992). En la cuentística destacamos igualmente la obra de Juan Pablo Sojo (Hereque; Zambo; José Larito: negro que no quiso ser esclavo), Arturo Uslar Pietri (La negramenta), Ramón Díaz Sánchez (La virgen no tiene cara), Arturo Croce (Un negro a la luz de la luna) y Luis Britto García (El esclavo negro), entre otros. En la poesía resultan infaltables los poemas de Andrés Eloy Blanco (Píntame angelitos negros), Manuel Felipe Rugeles (El romance del Rey Miguel), Miguel Otero Silva (El corrido del negro Lorenzo), Juan Pablo Sojo (Elegía del niño muerto: El mampulorio), etc. La referencia a la reivindicación de la africanidad en la cultura venezolana es, en todo caso, un aporte del siglo XX.
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