Summary: | Spa: Existe un imaginario colectivo en la sociedad colombiana respecto a la región llanera. Cuando se mencionan los Llanos Orientales de Colombia, inmediatamente se viene a la mente del lector las extensas sabanas naturales, miles de cabezas de ganado, exuberantes paisajes, esplendorosos amaneceres y atardeceres, música de arpa, cuatro y maracas y una sabrosa “mamona” o “ternera a la llanera”. Otros recuerdan el llano por los paseos a tierra caliente, animales exóticos, mosquitos, los inmensos ríos y la espesa vegetación que abriga una enorme riqueza en biodiversidad. Pero toda esta hermosura tiene una contracara, una imagen construida a través de los titulares de prensa o la cotidianidad de sus habitantes, de sus historias y tragedias contadas por autores e investigadores: el conflicto armado, cultivos ilícitos, desplazamientos, escándalos de corrupción respecto de las regalías petroleras y una que otra exposición o reinados. Su historia ha estado marcada por una triple problemática, trágica y recurrente, de un lado una injusticia social que se revela claramente en la pobreza y el abandono estatal; de otro lado una violencia social y política que se remonta a los años cuarenta y cincuenta del siglo XX. Casanare, está situado en el oriente colombiano, en la región de la Orinoquía. Cuenta con una superficie de 44.640 Km2. A partir de los años ochenta y noventa, llegan compañías trasnacionales como la BP con el fin de explorar y explotar los yacimientos de petróleo que se encontraban en la región, en los dos pozos de crudo más grandes del país como son Cusiana y Cupiagua. Las grandes compañías extractoras del crudo por el afán del capital, siguen creando caos y desigualdades desembocándose la violencia en la región, los unos por defender sus capitales y los habitantes del departamento por defender sus derechos a la necesidad de alimento, del agua, vías, salud, derecho a la vida y a la libertad.
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