Summary: | Spa: Así como Copérnico en el siglo trece sacude nuestra cosmología mostrando que la tierra no es el centro del universo, Darwin y Wallace en el siglo XIX hacen lo propio desarrollando un modelo explicativo que da cuenta de la riqueza biológica sin recurrir a fuerzas extramateriales (Ayala, 2007). A partir de allí nosotros dejamos de ser el centro de lo viviente, nos abrimos a ver la riqueza planetaria desde una óptica más horizontal y a la vez más compleja. Posteriormente esta teoría de evolución por selección natural se encuentra con las explicaciones de la herencia con base en los genes y se consolida un programa investigativo donde la identificación de las bases genéticas de las características de los seres vivos es un componente primordial (Nachman, Hoekstra, &D’agostino, 2003). No obstante, ese mismo programa investigativo del siglo XX nos llevó a comprender que la riqueza biológica en todas sus expresiones es resultado de complejas interacciones entre genotipo, fenotipo y el ambiente y que es necesario desarrollar modelos explicativos que contemplen de manera más activa la participación de estos elementos (Pigliucci, 2007). El historial de estudios filogenéticos que rastrean la evolución de estructuras y caracteres(Emlen, Hunt, & Simmons, 2005), así como los múltiples trabajos morfofuncionales, han mostrado que la extrema diversidad fenotípica que apreciamos en los seres vivos no solo es resultado de las respuestas adaptativas sino que, además, proviene de las múltiples formasen que un linaje puede resolver un desafío ambiental (Alfaro, Bolnick, &Wainwright, 2004;Wainwright, 2007; Young, Haselkorn, &Badyaev, 2007). Dentro de este contexto, se han desarrollado los conceptos de equivalencia funcional (Wainwright, 2007) y sensibilidad mecánica (Anderson &Patek, 2015) los cuales son muy útiles para estudiar la complejidad de sistemas de caracteres en linajes diversos.
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