Summary: | Han pasado 25 años y una pandemia desde nuestro grado. Es una cantidad de tiempo importante en la que muchas cosas han cambiado para nosotros...Veinticinco años en la vida de un médico representan una generación completa. Significaque para aquellos que son docentes, la mayoría de sus estudiantes no habían nacido cuando habían iniciado su vida profesional. Significa que una parte de nosotros se encuentra en un momento estable (aunque quizás crítico). Significa que una buena partede nosotros ya tiene definida su vida laboral. La mayoría seguimos ejerciendo la medicina,otros se han dedicado a otras actividades, algunosejercen en el extranjero y otros en Colombia. En nuestro grupo hay internistas, cirujanos, ginecólogos, pediatras, psiquiatras, patólogos, salubristas, entre muchas alternativas, algunas de las cuales no eran evidentes al momento de graduarnos.Pero ahora también entendemos la medicina de forma diferente. Independientemente de nuestra actividad actual, además de médicos somos padres, tíos, abuelos algunos y, por supuesto, hijos. Esto nos ha hechomás empáticos, entendemos mejor las realidades de la vida que queríamos aprender al entrar a la Facultad de Medicina. Con seguridad ahora entendemos el dolor mucho mejor, con frecuencia por haberlo sufrido en carne propia; nos podemos poner en los zapatos del prójimo porque hemos recibido a los colegas en nuestra consulta o hemos sido pacientes de algún otro colega. Es increíble cómo a veces cuesta encontrar un “buen médico” para que te trate a ti o a alguien de tu familia.
Es curioso como el tiempo le da brilloa nuestra actividad. En este tiempo, con seguridad hemos aprendido que curar a las personas es un proceso complejo, pero no es necesariamente nuestra tarea principal. Con diferentes niveles de posibilidades lo podremos haber hecho algunas veces, hablando, prescribiendo medicamentos o interviniendo a un paciente. Pero de lejos, hemos aprendido que esas enseñanzas de la Facultad, si contenían lo más importante. No necesariamente a través de un microscopio. Pero si, definitivamente, a través de nuestros docentesa los cuales tenemos enorme gratitud y los honramos.Hemos aprendido, en la vida real y como lo habían anunciado en la Facultad, que sí, que lo primero es no hacer daño, que lo más importante es la relación entre uno y su paciente, que el dinero no compensa lo que hace un “gracias”, una sonrisa en la boca de un paciente, incluso una lágrima en un familiar que entiende que nuestro papel no era curar sino acompañar. En tiempos como lo que hemos vivido desde el año anterior, se nos ha reconocido como “héroes con bata”, nunca antes había sido tan reconocida nuestra profesión, nunca fue tan evidente la necesidad de un médico y de los trabajadores de la salud a todo nivel, ¿pero valoras ese ser humano que eres?Independiente de tu profesión, es importante que aprecies esa esencia que hay por dentrode ti, quete haceun serúnicoy maravilloso.Volver acá trae muchos recuerdos, pero también los tenemos en nuestro día a día. Muchos de nosotrosya tenemos hijos en edad universitaria y entendemos, ahora en otro papel, algunas de las cosas que hacíamos entonces. Queremos exaltar a los compañeros que han tenido logros y reconocimientos de diferente índole, algunos han escrito libros, son docentes reconocidos, ocupan cargos importantes, otros quizá hemos impactado a nivel más local, pero con certeza estamos dejando la mejor huella posible de acuerdo conla vocación que escogimos.En 25 años, TODOS hemos entendido lo que prometimos ese día del grado.Por eso nos pareció pertinente recordar ese juramento que hicimos en diciembrede 1996:
COMO MIEMBRO DE LA PROFESIÓN MÉDICA, PROMETO SOLEMNEMENTE(1):DEDICAR mi vida al servicio de la humanidad;VELARante todo por la salud y el bienestar de mis pacientes;RESPETARla autonomía y la dignidad de mis pacientes;VELARcon el máximo respeto por la vida humana;NO PERMITIRque consideraciones de edad, enfermedad o incapacidad, credo, origen étnico, sexo, nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social o cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mis pacientes;GUARDAR Y RESPETARlos secretos que se me hayan confiado, incluso después del fallecimiento de mis pacientes;EJERCERmi profesión con conciencia y dignidad, conforme a la buena práctica médica;PROMOVER el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica;OTORGARa mis maestros, colegas y estudiantes el respeto y la gratitud que merecen;COMPARTIRmis conocimientos médicos en beneficio del paciente y del avance de la salud;CUIDAR de mi propia salud, bienestar y capacidades para prestar una atención médica del más alto nivel;NO EMPLEARmis conocimientos médicos para violar los derechos humanos y las libertades ciudadanas, ni siquiera bajo amenaza;HAGO ESTA PROMESAsolemne y libremente, empeñando mi palabra de honor.Por otros muchos años más al servicio de la humanidad!Felices 25 años.Referencia Bibliográfica(1)Declaración de GinebraAdoptada por la 2ª Asamblea General de la AMM Ginebra, Suiza, Septiembre 1948Usted la puede encontrar en: Declaración de Ginebra –WMA –The World Medical Association
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